Ahorrar suele suponer un galimatías, sobre todo cuando nos ponemos en la antesala de las posibles dificultades económicas. O bien si queremos materializar ciertas aspiraciones sin necesidad de endeudarnos. Como seguro sabrás, existen muchos métodos para poner en práctica el ahorro, controlar nuestros gastos y conseguir que nuestras finanzas personales estén mejor organizadas. Dentro de todas las técnicas podemos encontrar el presupuesto inverso.
Si brujuleamos un poco por la red, podemos encontrar fórmulas matemáticas, planteamientos porcentuales, teorías de economía del hogar o incluso una propuesta de ahorro periódico in crescendo, que podría hacerte ahorrar hasta 1.400 euros en un año.
Todas ellas soluciones aplicables y con posibilidades de éxito, aunque hoy nos vamos a centrar en el presupuesto inverso.
Elaborar un presupuesto requiere hacer elecciones financieras específicas y con este método en concreto, la clave estará en poner el ahorro al mismo nivel que los gastos fijos e ineludibles.
La fórmula del presupuesto inverso
Una fórmula en la que básicamente lo que tenemos que hacer es cambiar el orden del manejo de nuestro dinero. Es decir, según la lógica o lo aprendido históricamente, lo habitual es usar nuestro dinero primero para pagar las facturas y cubrir el resto de gastos importantes; y luego, si queda algo, destinar ese dinero al ahorro o al pago de ciertas deudas.
La quimera del dinero sobrante
Pero este método, en realidad, rara vez funciona, porque por lo general la mayoría de las personas hacen verdaderos esfuerzos para reservar hasta final del mes ese dinero “sobrante”, que termina siendo algo quimérico, en tanto que se utiliza en pequeñas necesidades de un día a día en el que cada vez los gastos son mayores.
El presupuesto inverso supone un cambio de paradigma, ya que su propuesta de valor es que cada mes podamos retirar un montante de dinero pensado para el ahorro o la inversión, que según nuestros cálculos debería ser en torno a un 10% de la retribución económica que percibas.
Es decir, que antes de emplear tu sueldo en los gastos de vivienda, seguro, servicios públicos, transporte y comida, el ejercicio que tendrás que hacer será guardar antes de empezar a gastar.
Este sistema de ahorro pone menos énfasis en el seguimiento de los gastos, garantizando que puedas cumplir con un plan de ahorro, mientras vives dentro de tus posibilidades y recortas tus gastos.
En definitiva, ahorrar es una cuestión de método, y en este caso además se ejecuta bajo el concepto subyacente de priorizar el ahorro y eliminar la deuda.