¿Alguna vez te has parado a pensar si tu salud financiera están en peligro? Igual que te haces chequeos médicos es conveniente llevar un control de tu presupuesto para evitar perder el control y verte inmerso en un problema de endeudamiento.
Hay algunos indicadores que pueden ayudarte. Por ejemplo, saber si acumulas más de un 30% de deuda sobre lo que ingresas. De ser así, tu economía puede estar en peligro.
En Canarias Sin Deuda somos especialistas en la tramitación de la Ley de Segunda Oportunidad. Mecanismo que permite la eliminación total o parcial de tus deudas siempre que se cumplan los requisitos mínimos. Cuando iniciamos un procedimiento lo primero que hacemos es ayudarte a ordenar tu presupuesto. Esto te va a ayudar a entender por qué has acumulado tantas deudas y cómo llevar un mejor control en el futuro.
Calcula tu presupuesto y controla tus movimientos
Un primer paso es calcular tu presupuesto. Un presupuesto es un plan de las operaciones y recursos económicos que posees, que formulas para lograr, en un determinado periodo, tus objetivos propuestos. En otras palabras, hacer un presupuesto es simplemente sentarse a planear lo que quieres hacer en el futuro y expresarlo en dinero.
A continuación, debemos reunir todos los datos que nos aporten información de tu situación económica, tomando como referencia, por ejemplo, un mes: los extractos bancarios de las cuentas, la cuantía de la nómina o nóminas familiares, los recibos de tus compras y el importe de los gastos fijos o deudas.
Debes trasladar toda esa información a un documento, que llamaremos presupuestos. Te recomendamos que lo hagas en un Excel o Word, o en un cuaderno si no tienes habilidades informáticas, en el que tienes que ordenar y desglosar cada una de las partidas de tus ingresos o recursos, tus gastos vitales, las cantidades destinadas a gastos de vivienda , así como de las cuotas de tus pagos a acreedores…
En este mismo documento (o presupuesto) debes detallar cada uno de los movimientos económicos que has realizado durante el período, teniendo en cuenta ingresos (salarios o prestaciones); gastos fijos, como la luz, el agua o la casa (hipoteca o alquiler); los gastos variables imprescindibles, como la reparación de una avería del coche; y los gastos superfluos o gastos hormiga, como puede ser una suscripción a canales de pago o una comida en un restaurante.
Cumple con tu presupuesto
Una vez están plasmados todos estos datos puedes calcular el resultado de la diferencia entre gastos e ingresos y obtener el balance de tu economía doméstica.
El resultado de esta resta es la cantidad de capital que puedes ahorrar. Si esta cifra es negativa, es el momento de analizar con calma por qué estás gastando más de lo que ingresas y empezar a ajustar los gastos.
Es importante, una vez que tienes clara tu situación de partida, fijar qué cantidad quieres destinar al ahorro.
A partir de aquí tu objetivo debe ser cumplir con el presupuesto elaborado para no poner tu salud financiera en peligro.
Otro pequeño consejo: te recomendamos reservar siempre una pequeña cantidad para gastos imprevistos, de esta forma irás creando un colchón extra para hacer frente a desembolsos inesperados como puede ser una reparación en casa.